“Cierta
tarde de 1984 un rockero visitó un centro de estudios psicoespaciales
en el barrio de Saavedra. El rockero era Andrés Calamaro, el instituto
se llamaba ONIFE-CEP, y el objetivo: conseguir que el director le
permitiera usar su nombre en un tema de su nuevo álbum. La canción tenía
un estribillo machacón: “Fabio Zerpa tiene razón/Hay marcianos entre la
gente/No sé que quieren ni de dónde son/Ni que hacen aquí en la
Tierra/Pero de algo estoy seguro/Que están copando el mundo a traición”.
Zerpa aceptó con una condición: aclarar, con su voz, que “ellos” no
copan ni traicionan a nadie sino que “vienen a traer un mensaje de amor y
paz”. De entrada, entonces, tanta razón no tenía. Pero la letra de
Calamaro y la voz de Zerpa contradiciéndolo consolidó el hit más perdurable de Hotel Calamaro.
La asociación mental entre Fabio Zerpa con la búsqueda de inteligencias
extraterrestres – por más que los exobiólogos lloren- ya estaba
instalada en el imaginario colectivo de los argentinos. Hacía tiempo que
su nombre presidía bromas, cuentos y clisé sobre los hipotéticos
visitantes siderales.
Desde
hace 50 años, su presencia allí donde se presenta un fenómeno celeste
inusual otorga al suceso carta de extrañeza. Zerpa almuerza con Mirtha
Legrand cada vez que un plato volador es noticia y es el candidato a
opinar cuando Hollywood dedica a los alienígenas una nueva película (que
Zerpa apoyará si los muestra pacíficos). Su celebridad, sus ideas y el
tratamiento que le dio al tema son claves para entender la inserción de
los ovnis en la cultura popular….”
Así comienza el artículo subtitulado “Mitos y verdades y personajes de la ufología nacional”, centrado en un perfil del actor uruguayo e incluido en el Fascículo V de la colección 200 Argentinos – Vida, Pasión y Muerte (1810-2010), la colección dirigida por Jorge Lanata y Guillermo Alfieri que está publicando la revista Veintitrés a propósito del Bicentenario.
La
minibiografía de Zerpa es publicada en dos partes. La primera, desde
hoy en los kioscos, es un sucinto introito sobre su infancia y sus
amores de juventud, los inicios de su carrera actoral y su complicado
arribo a Buenos Aires, sus contactos del primer tipo y los que mantuvo
con quienes contribuyeron a su fama. Las aventuras de Zerpa y sus
misterios son también una excusa para repasar otras figuras descollantes
de los albores del platillismo local, como Benjamín “Pelón” Solari
Parravicini, Nicolás “Pipo” Mancera, Jorge y Napy Duclout,
Enrique Llanas, Alejandro Vignati, Eduardo Azcuy, Omar Roque Pagani,
Ariel Ciro Rietti, Cristian Vogt, Agapito Millán, Oscar Pérez Alemán, Eustaquio Zagorski y Benito Segundo Reyna.
En la segunda parte, disponible desde el 21 de Mayo, suben a escena Pedro Romaniuk, Oscar Galíndez, Francisco García y Dionisio Llanca. También se ocupa de algunos de los encuentros cercanos que hicieron de Zerpa un personaje de enorme popularidad y devela qué hay de cierto sobre sus pretendidos estudios terciarios, dato éste que hubiera sido irrelevante si no los hubiese invocado por años para dar una pátina de credibilidad científica a sus espeluznantes afirmaciones sobre la “realidad extraterrestre” en el planeta.
En suma, un perfil posible del galán de la ufología que me había quedado con ganas de contar en mi libro, Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Sudamericana, 2009).
Para este trabajo, que por motivos obvios no puedo publicar completo en este blog, estoy en deuda con Marcelo Daniel Gil, autor de la amena autobiografía de Zerpa, Fabio Zerpa tiene razón (Ed. Atlántida, 2009), Pablo López Kaiserián y Teresita Escario, quienes me ayudaron con la entrevista.